Julio Huasi
Breve análisis de su obra
Por Gabriela Yocco
a- Como en toda creación artística, en Huasi resulta imperiosa la necesidad de hablar de la unión indisoluble entre contenido y forma. Pero, ¿por qué en especial en este caso?. Porque muchas veces al hablar de Huasi –si es que se habla- se lo hace resaltando sólo el aspecto militante y olvidando que sí, que era un militante, pero un militante que ponía su militancia también en las palabras y que para ello elegía una forma que también era revolucionaria.
En Huasi la revolución ocurre, entonces, también en la palabra, en sus neologismos, en su vínculo particular con el tango y con sus figuras, por el modo en que los invoca y los traslada a la escritura. Su modo especial de ser argentino y a la vez profundamente latinoamericano.
Huasi trabaja con lo cotidiano y lo cotidiano se vuelve de una consistencia mágica por el conjuro de la palabra, sin dejar de ser zapato roto, niño pobre, América castigada.
Por ejemplo, la reformulación que Julio Huasi hace de lo cristiano es una reformulación que pasa por el manejo de la palabra poética y militante, un cristo / Che, un dios con mayúscula o con minúscula, según el peso de su pie –o el tamaño de sus testículos-, contra el que puede rebelarse el pueblo, o que puede ser simplemente un igual que no deja a la sombra partir.
Y sumamos la apropiación del sajón para dar una idea aún más cabal del modo en que la miseria es responsabilidad de quien domina, también, por la palabra: “Antes que destetemos al verdugo póstumo, / turistas del mundo, uníos y fotografíaos / bajo la pura nieve de los andes company”.
Ironía, humor, la tristeza más pura y más insondable, un irrebatible compromiso con la realidad y la militancia que es también, en este caso, un compromiso porque la revolución alcance la palabra, la haga hervir, la desdoble, la libere. Y entonces Julio dice: “poesía o muerte, amor o muerte, venceremos”.
b- Agrego un comentario sobre la obra de Huasi que me parece pertinente, aparecido en uno de los pocos sitios de Internet que se le destinan, en el que además se hace una necesaria enumeración de sus libros publicados:
“¿Quién le teme a una poesía que madura y resplandece en sentido y sonido? ¿A una poesía que nombra, canta y celebra por un lado, y convoca y sacude por el otro; y que conmueve y moviliza, como totalidad, la conciencia de cada lector-recreador?
Preguntamos quién le teme a Julio Huasi porque algo de eso debe haber en torno a un poeta argentino que desde 1965 no publica en su país (Los increíbles, Buenos Aires, Ed. Reunidas Ultimátum, 1965), cuyas obras de madurez no se encuentran en nuestras librerías (Poemas.Volumen integrado por “Sangral América”, “bandolor” y “los increíbles”. La Habana. Ed. Casa de las Américas, 1971, Colección La honda; Asesinaciones, Madrid, Puerta del Sol/Poesía 2, 1981) y cuyo nombre, a veinte años de labor poética, sigue casi desconocido para los lectores argentinos, por lo menos para los más jóvenes o los menos memoriosos.
Y no nos parece justo que Julio Huasi pase a integrar la ya bastante nutrida lista de nuestros poetas ignorados. No es justo para él ni justo para nosotros, lectores, que reconocemos en esta poesía la valiosísima y poco frecuente unión de verdadera belleza y trabajo poético, con un profundo y desgarrador acercamiento a nuestra realidad. Pero realidad no sólo en el sentido de la mera crónica de acontecimientos dolorosos, que los hay; sino acercamiento poético a una realidad profunda que incluye y trasciende la anécdota, que nos revela, a través de ella, la aspiración continua del hombre a su liberación y su renovada esperanza en la lucha por alcanzarla. Y todo, insistimos, por medio de la palabra poética, del poema estéticamente concluido.
¿Quién le teme a Julio Huasi? ¿Por qué no se publican y difunden sus libros? Probablemente le hayan temido los que siempre le temen al amor, a la poesía, a la libertad. Los que le temen a la inteligencia. Los que, en definitiva, temen la vida y aman la muerte.
Por supuesto que Julio Huasi no es el único. Por supuesto que podemos “sospechar” el por qué de su forzado silencio en estos últimos años, durante los cuales tantos poetas de la vida, y tantas vidas, fueron silenciadas. Pero ahora deseamos el tiempo de la vida y la justicia, y esperamos así la “vuelta” de Julio Huasi, que nos dice: ‘llegaré cargado de besos y dulces pacaítos pacaítos/ para volar y revolar mamados de libertad hasta caernos’”.
Lilian Carou
Agregamos también un poema que, además de constituir un ejemplo clave de la poética de Huasi, es un homenaje a ese otro entrañable Julio, ese Cortázar al que Alfonsín se negó a recibir, allá por 1983, en la que iba a ser la última visita del escritor a la Argentina:
antiréquiem para julio
volviste enrollado en espiral, ultrafeto
de julio por julio al infinito en tu dulce potencia,
polizón de una trompeta cósmica en trasbordo
a las matrices locas de la galaxia colérica,
mi hermano largo en tu juliura de adagios
te sobran las piernas por todas las partituras
del dolor de la humanía y su clave de alcohol
quién pondrá su alpiste al canario del suicida
con tu ojo absorto en un no bemol que transfuga
la pauta enrejada del serúmano, julión,
tras un canon de caricias y besos inéditos,
subterráneo, su vainillita de almas pálidas,
quién será como vos más humilde cuanto más
genial tu cuentura ulterior de lucanor para acá,
quién narrará en el sangrío fogón de los américos
los romances en guerra de los ernestos y las magas, turro
mío me anunciarás un prólogo para matria nuestra lacerada
y me clavaste el negror de un epílogo a traición
sin decir ni chau besos a mi sobrino, tocayo, eso
no se hace, hermanón, uno no se muere así
como así, no debieran ni siquiera los cortázares
morir si no quién contará los salmos ocultos en la materia,
si hoy lo viera a dios le pegaría tanto almazo
en la mandíbula con ganchos cruzados del calvario,
de la asesinación del pueblo venía tu ternura brava,
con suma excelsitud te agarraste con sus hienas
mas el expiro de carol te devoró los últimos glóbulos
de atrás como estila el altísimo cabrón del cabronal,
no te perdono, hermanito inmenso como la angustia argentina,
bajaste la guardia en un descuido muy julioso
al volar con tu ala tremens a disparar tus besuras
junto al hermanal amado amoreciendo en managua
elevo mi antiréquiem desde el llagal impatrio,
llevo en andas tus gusanos sobre todas las bordonas,
no me lo hagas más, hijo de mi madre, no me mueras otra vez
de esa forma tan matrera, hubieras esperado al menos
que las gaviotas tomaran el poder en nuestro finismundi,
en el sur de nuestro horror en rebelión con una cinta
celeste alando en las gargantas de su gardelaire
cortázar corta azahares del naranjo de omotepe
para las novias del allá.
Julio Huasi
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